Estoy de cumple y estoy presumiendo de mis regalos este es de mi gran Amiga Gaby...GRACIASSS Por el corto, ella es una excelente escritora y una gran persona deberian todos visitarla y leer sus hermosas historias
Hola a tod@s:
Hoy es un dÃa especial.
Hace algunos años nacÃa una personita muy especial para mi. Mi amiga Miyushang abrÃa sus ojitos e iluminaba al mundo con su sonrisa y su ternura.
Mi homenaje es un corto algo picarón pero no tanto...jejejejejeje
Espero lo disfruten y celebren conmigo el cumpleaños de mi amiga Miyushang.
el corto
El dÃa habÃa llegado. No habÃa podido dormir en toda la noche. Ese dÃa viajarÃa por primera vez en avión.
A mis 25 años era mi primera vez. Me sentÃa como un virgen que iba a “debutar”. Me di una ducha, me cambié y desayuné. Mis maletas ya estaban junto a la puerta, esperando a que llegase el taxi que habÃa pedido la noche anterior.
Las 9 AM y la bocina del taxi retumbó en mis oÃdos.
Me apresuré a tomar todas mis cosas y salir de mi casa. Durante dos semanas estarÃa fuera.
En el aeropuerto me esperada Stefan, mi compañero de viaje.
Stefan y yo trabajábamos para una compañÃa petrolera. Ambos, siendo Ingenieros en perforaciones petroleras, debÃamos ir hacia una nueva locación donde supuestamente se habÃa descubierto petróleo.
El área estaba ubicada en Alaska, bastante lejos de Denver, donde vivÃamos.
Stefan, un chico alegre y muy hermoso, tenÃa 29 años. Sus ojos marrones siempre tenÃan un brillo de alegrÃa que me relajaba. Esperaba que el viaje junto a Stefan hiciera que mi primera experiencia aérea no fuera traumática.
Nunca le confesé a nadie mis temores a las alturas. Siempre habÃa podido viajar en mi propio vehÃculo con la excusa de disfrutar más del viaje en carretera. Hasta ahora habÃa funcionado, pero ir a Alaska en auto era imposible.
Cuando llegué al aeropuerto vi a Stefan que estaba sentado en una banca esperándome.
Mis manos temblaban y sudaban. El miedo se habÃa transformado en terror.
Stefan me vio y se acercó con su eterna sonrisa que me derretÃa por completo.
—Hola, Max. — Me dijo Stefan sonriendo.
—Hola, Stefan.
—Te esperé para que hagamos juntos el trámite de embarque.
—Gracias, siempre eres tan atento…
—Na, me gusta tu compañÃa. — Stefan dijo, mirándome fijamente. Yo me ruboricé y quebré la mirada —. ¿Pasa algo?
—No…nada. Mejor vamos.
—De acuerdo.
Caminamos uno al lado del otro sin hablar. Llegamos al mostrador de la aerolÃnea e hicimos todo el papeleo. Luego pasamos por migraciones y nos quedamos sentados cerca de la puerta de embarque de nuestro vuelo. Aún faltaban dos horas para que el avión partiera.
—¿Tomamos un café? —Me propuso Stefan.
—Bueno… — Le dije yo.
Stefan agarró una de mis manos. Lo miré sorprendido.
—Estás temblando. ¿Estás seguro que te sientes bien?
—En verdad… Estoy aterrorizado. Le tengo miedo a las alturas y este es mi primer viaje en avión. Lamento no habértelo dicho antes…
—Mmmm, tengo un remedio para eso.
—¿Si?
—Sip. Vamos al baño, te lo mostraré.
Estaba muy intrigado pero el miedo pudo más que todo y lo seguÃ, como un perrito tras su dueño.
El baño estaba vacÃo y Stefan me jaló dentro de uno de los cubÃculos. Apenas cerró la puerta me miró fijo. TenÃa una mirada extraña, una que nunca le habÃa visto.
—Stefan, espero que no intentes darme drogas…
—No, no es nada de eso. —Me dijo él cuando me jaló más cerca y agarró mi cara entre sus manos —. Se trata de esto. —Apenas pude reaccionar cuando sus labios se apoderaron de los mÃos.
Abrà la boca sorprendido por lo que estaba pasando. Stefan introdujo su lengua dentro de mi boca y barrió con ella todo mi interior. Fuego corrÃa por mi cuerpo, consumiéndome. Mis piernas temblaban y mi corazón latÃa a mil. Estaba rojo como un tomate, o eso pensaba ya que sentÃa mi cara arder.
Me entregué al beso, gimiendo dentro de la boca de Stefan; ahora jugueteando su lengua con la mÃa. Me relajé, soñando con lo que vendrÃa después.
El beso terminó, pero yo querÃa más….
—Te relajaste. — Me dijo sonriendo.
—SÃ.
—¿Quieres otro? —Me preguntó pÃcaramente.
—¡SÃ!
—Ja,ja,ja. Pues si te portas bien, en el avión te daré más. ¿Te gustarÃa eso?
Apenas pude asentir, Stefan ya estaba dándome otro profundo beso que terminó de expulsar mis temores de mi cerebro.
—Me gustas mucho, Max. — Me confesó cuando nos separamos para respirar.
—También me gustas… mucho.
—Quédate a mi lado. Te tomaré de la mano durante todo el viaje.
—Gracias.
Otro beso más y salimos. Ya casi era la hora de abordar. El café esperarÃa para otro momento.
Tal como me lo prometió, me tomó de la mano durante todo el viaje y cuando las luces del avión se apagaron y solo quedaba una tenue iluminación, nos cubrimos con unas mantas y siguió dándome más de su mágico tratamiento.
Los besos se hacÃan cada vez más intensos y nos comenzamos a excitar. Tratamos de mantener nuestros jadeos contenidos. Stefan lamÃa mi oreja y el calor que dejaba en ella se extendÃa hasta mi entrepierna. Estaba tan duro que me dolÃa.
—Stefan…detente. Creo que me moriré.
—Shhhh, yo me ocupo de eso…
Bajó el cierre de mis pantalones y mientras me besaba apasionadamente, tomó mi erección en su mano y comenzó a masturbarme. El deseo y la pasión que encendió en mi era tan intensa... La adrenalina del temor a ser descubiertos sobrepasaba al de mi terror a las alturas. Ya no pensaba en que estaba a miles de metros de altura; en lo único en que pensaba era en los suaves labios de Stefan y su maravillosa mano que estaba llevándome al clÃmax.
—Stefan…si sigues..yo…yo…
No pude terminar la fase. Él intensificó el poder de su mano sobre mi pene y luego de dos jalones más me corrÃ. El orgasmo fue intenso. Me relajé sobre el asiento y dejé que Stefan se ocupara de limpiarme. HabÃa hecho un desastre pero él se ocupó de todo.
Me quedé dormido y cuando desperté, Stefan estaba a mi lado, aún sosteniendo mi mano.
En breve el avión aterrizarÃa. Mi primera experiencia habÃa sido muy distinta de lo que habÃa imaginado. Estaba ansioso por llegar al hotel. La anticipación de estar desnudo en los brazos de Stefan me consumÃa.
Stefan me miró, sus ojos reflejaban ¿amor?
Suspiré dentro del beso que me dio, sus labios apenas rozaron los mÃos.
—Buenos dÃas mi amor.
—Buenos dÃas. — Respondà sorprendido ante la confesión que acababa de escuchar.
Me aferré más a su mano cuando el avión comenzó a descender y no la solté hasta que el avión se hubo detenido completamente.
Dejé escapar el aire que tenÃa reteniendo en mis pulmones, desabroché el cinturón de seguridad que me estaba oprimiendo y me incorporé.
Mis músculos dolÃan, la tensión del viaje me habÃa agotado.
Stefan se acercó y me susurró al oÃdo: — Ya quiero llegar al hotel…Tengo ganas de explorar tu cuerpo y saborearte como lo he soñado por tanto tiempo.
Me sonrojé y bajé la vista.
—Mmmm, eres vergonzoso, no te imaginaba asÃ. —Stefan seguÃa diciendo en mi oÃdo. Su aliento cálido me excitó demasiado.
—Stefan… por favor… —Le rogué.
—Por el momento te perdonaré pero apenas estemos en la habitación serás mÃo.
Bajamos del avión, aún de la mano, ansiosos por estar todavÃa más juntos.
¿Quién me iba a decir que en este viaje del que estaba aterrado se concretarÃa el amor con el que tanto habÃa soñado?
A mis 25 años era mi primera vez. Me sentÃa como un virgen que iba a “debutar”. Me di una ducha, me cambié y desayuné. Mis maletas ya estaban junto a la puerta, esperando a que llegase el taxi que habÃa pedido la noche anterior.
Las 9 AM y la bocina del taxi retumbó en mis oÃdos.
Me apresuré a tomar todas mis cosas y salir de mi casa. Durante dos semanas estarÃa fuera.
En el aeropuerto me esperada Stefan, mi compañero de viaje.
Stefan y yo trabajábamos para una compañÃa petrolera. Ambos, siendo Ingenieros en perforaciones petroleras, debÃamos ir hacia una nueva locación donde supuestamente se habÃa descubierto petróleo.
El área estaba ubicada en Alaska, bastante lejos de Denver, donde vivÃamos.
Stefan, un chico alegre y muy hermoso, tenÃa 29 años. Sus ojos marrones siempre tenÃan un brillo de alegrÃa que me relajaba. Esperaba que el viaje junto a Stefan hiciera que mi primera experiencia aérea no fuera traumática.
Nunca le confesé a nadie mis temores a las alturas. Siempre habÃa podido viajar en mi propio vehÃculo con la excusa de disfrutar más del viaje en carretera. Hasta ahora habÃa funcionado, pero ir a Alaska en auto era imposible.
Cuando llegué al aeropuerto vi a Stefan que estaba sentado en una banca esperándome.
Mis manos temblaban y sudaban. El miedo se habÃa transformado en terror.
Stefan me vio y se acercó con su eterna sonrisa que me derretÃa por completo.
—Hola, Max. — Me dijo Stefan sonriendo.
—Hola, Stefan.
—Te esperé para que hagamos juntos el trámite de embarque.
—Gracias, siempre eres tan atento…
—Na, me gusta tu compañÃa. — Stefan dijo, mirándome fijamente. Yo me ruboricé y quebré la mirada —. ¿Pasa algo?
—No…nada. Mejor vamos.
—De acuerdo.
Caminamos uno al lado del otro sin hablar. Llegamos al mostrador de la aerolÃnea e hicimos todo el papeleo. Luego pasamos por migraciones y nos quedamos sentados cerca de la puerta de embarque de nuestro vuelo. Aún faltaban dos horas para que el avión partiera.
—¿Tomamos un café? —Me propuso Stefan.
—Bueno… — Le dije yo.
Stefan agarró una de mis manos. Lo miré sorprendido.
—Estás temblando. ¿Estás seguro que te sientes bien?
—En verdad… Estoy aterrorizado. Le tengo miedo a las alturas y este es mi primer viaje en avión. Lamento no habértelo dicho antes…
—Mmmm, tengo un remedio para eso.
—¿Si?
—Sip. Vamos al baño, te lo mostraré.
Estaba muy intrigado pero el miedo pudo más que todo y lo seguÃ, como un perrito tras su dueño.
El baño estaba vacÃo y Stefan me jaló dentro de uno de los cubÃculos. Apenas cerró la puerta me miró fijo. TenÃa una mirada extraña, una que nunca le habÃa visto.
—Stefan, espero que no intentes darme drogas…
—No, no es nada de eso. —Me dijo él cuando me jaló más cerca y agarró mi cara entre sus manos —. Se trata de esto. —Apenas pude reaccionar cuando sus labios se apoderaron de los mÃos.
Abrà la boca sorprendido por lo que estaba pasando. Stefan introdujo su lengua dentro de mi boca y barrió con ella todo mi interior. Fuego corrÃa por mi cuerpo, consumiéndome. Mis piernas temblaban y mi corazón latÃa a mil. Estaba rojo como un tomate, o eso pensaba ya que sentÃa mi cara arder.
Me entregué al beso, gimiendo dentro de la boca de Stefan; ahora jugueteando su lengua con la mÃa. Me relajé, soñando con lo que vendrÃa después.
El beso terminó, pero yo querÃa más….
—Te relajaste. — Me dijo sonriendo.
—SÃ.
—¿Quieres otro? —Me preguntó pÃcaramente.
—¡SÃ!
—Ja,ja,ja. Pues si te portas bien, en el avión te daré más. ¿Te gustarÃa eso?
Apenas pude asentir, Stefan ya estaba dándome otro profundo beso que terminó de expulsar mis temores de mi cerebro.
—Me gustas mucho, Max. — Me confesó cuando nos separamos para respirar.
—También me gustas… mucho.
—Quédate a mi lado. Te tomaré de la mano durante todo el viaje.
—Gracias.
Otro beso más y salimos. Ya casi era la hora de abordar. El café esperarÃa para otro momento.
Tal como me lo prometió, me tomó de la mano durante todo el viaje y cuando las luces del avión se apagaron y solo quedaba una tenue iluminación, nos cubrimos con unas mantas y siguió dándome más de su mágico tratamiento.
Los besos se hacÃan cada vez más intensos y nos comenzamos a excitar. Tratamos de mantener nuestros jadeos contenidos. Stefan lamÃa mi oreja y el calor que dejaba en ella se extendÃa hasta mi entrepierna. Estaba tan duro que me dolÃa.
—Stefan…detente. Creo que me moriré.
—Shhhh, yo me ocupo de eso…
Bajó el cierre de mis pantalones y mientras me besaba apasionadamente, tomó mi erección en su mano y comenzó a masturbarme. El deseo y la pasión que encendió en mi era tan intensa... La adrenalina del temor a ser descubiertos sobrepasaba al de mi terror a las alturas. Ya no pensaba en que estaba a miles de metros de altura; en lo único en que pensaba era en los suaves labios de Stefan y su maravillosa mano que estaba llevándome al clÃmax.
—Stefan…si sigues..yo…yo…
No pude terminar la fase. Él intensificó el poder de su mano sobre mi pene y luego de dos jalones más me corrÃ. El orgasmo fue intenso. Me relajé sobre el asiento y dejé que Stefan se ocupara de limpiarme. HabÃa hecho un desastre pero él se ocupó de todo.
Me quedé dormido y cuando desperté, Stefan estaba a mi lado, aún sosteniendo mi mano.
En breve el avión aterrizarÃa. Mi primera experiencia habÃa sido muy distinta de lo que habÃa imaginado. Estaba ansioso por llegar al hotel. La anticipación de estar desnudo en los brazos de Stefan me consumÃa.
Stefan me miró, sus ojos reflejaban ¿amor?
Suspiré dentro del beso que me dio, sus labios apenas rozaron los mÃos.
—Buenos dÃas mi amor.
—Buenos dÃas. — Respondà sorprendido ante la confesión que acababa de escuchar.
Me aferré más a su mano cuando el avión comenzó a descender y no la solté hasta que el avión se hubo detenido completamente.
Dejé escapar el aire que tenÃa reteniendo en mis pulmones, desabroché el cinturón de seguridad que me estaba oprimiendo y me incorporé.
Mis músculos dolÃan, la tensión del viaje me habÃa agotado.
Stefan se acercó y me susurró al oÃdo: — Ya quiero llegar al hotel…Tengo ganas de explorar tu cuerpo y saborearte como lo he soñado por tanto tiempo.
Me sonrojé y bajé la vista.
—Mmmm, eres vergonzoso, no te imaginaba asÃ. —Stefan seguÃa diciendo en mi oÃdo. Su aliento cálido me excitó demasiado.
—Stefan… por favor… —Le rogué.
—Por el momento te perdonaré pero apenas estemos en la habitación serás mÃo.
Bajamos del avión, aún de la mano, ansiosos por estar todavÃa más juntos.
¿Quién me iba a decir que en este viaje del que estaba aterrado se concretarÃa el amor con el que tanto habÃa soñado?
De verdad superrrr visiten a mi gaby no se arrepentiran LOS DESEOS DE GABY
1 comentario:
FELIZ CUMPLE MIYU~~!!!
Recien me voy enterando -.-
pero aun estoy dentro el plazo de las felicitaciones ¿Verdad?
Ahh... pues realmente no se que desearte, quizas mas y mas yaoi!! =D
Espero que hayas pasado un dia bonito ^^
Publicar un comentario